Fiel a la idea de que el arte necesita de visionarios para no quedarse anclado, el promotor de la Primera Bienal de la Antártida ha cometido la osadía de embarcar a un heterogéneo grupo de artistas, filósofos, oceanógrafos y demás seres interdisciplinares en un buque que surca estos días las aguas más turbulentas del planeta. Una docena de medios periodísticos internacionales se han sumado a la aventura, entre ellos La Vanguardia.
El aventurero jefe es el poeta, artista y extripulante de submarinos soviéticos Alexánder Ponomárev. El pasaje lo componen un centenar de personas de una treintena de nacionalidades. El buque es el navío oceanográfico ruso Alexánder Vavílov y la ruta, la franja de mar que separa el cabo de Hornos de la península antártica, donde las aguas polares convergen con las corrientes cálidas del continente generando un aquelarre de olas que pueden convertir los dos días de navegación en una interminable tortura.
A Sir Francis Drake, héroe para los ingleses y pirata para los españoles, se le atribuye el honor de haber sido el primer navegante en adentrarse en este estrecho, en 1578, medio siglo después de que este fuera descubierto por Francisco de Hoces.
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