Según Gary Dessler (1979) dice que: “La motivación refleja el deseo de una persona de llenar ciertas necesidades.
Birch y Veroff (1969) dice: La motivación es un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta.
Díaz Barriga, Frida y Hernández (1998) hablando de la motivación en el aula aportan lo siguiente: “Cuando un alumno quiere aprender algo, lo logra con mayor facilidad que cuando no quiere o permanece indiferente. En el aprendizaje, la motivación depende inicialmente de las necesidades y los impulsos del individuo, puesto que estos elementos, originan la voluntad”.
Cuando una persona desea aprender algo, las otras actividades atraen sus esfuerzos. Se produce un cambio, un aumento de expectativa y luego tensión, y ambos casos constituyen una disposición para aprender ese algo. Esto determina una movilización de energía, la cual se ha consumido cuando el aprendizaje es llevado a cabo. Si el esfuerzo tiene éxito, la tensión también se alivia: “la motivación se define usualmente como algo que energiza y dirige la conducta.
En la motivación escolar, cuando el alumno se encuentra en un ambiente agradable, donde el es tomado como persona que siente, piensa y desea, entonces dirigirá sus energías por aprender. Quizás al principio lo haga para agradar al maestro, para ser aceptado por su grupo; posteriormente, dependiendo de la habilidad del maestro, el alumno amara la asignatura.
Uno de los supuestos centrales de los enfoques cognitivistas de la motivación, es que las personas no solo responden a situaciones extensas o condiciones físicas, también lo hacen a sus percepciones de tales situaciones.
El alumno pretende alcanzar con éxitos sus estudios, ser valorado y obtener recompensas de ello; sin embargo, cuando no lo logra y sufre alguna experiencia de vergüenza y humillación, pueden surgir dos problemas emocionales afectivos: indefensión y desesperanza aprendida.
La indefensión, es cuando los estudiantes atribuyen el éxito escolar a causas externas fuera de su control y a causas internas estables y no controlables.
La desesperanza aprendida, es cuando la conducta de los alumnos se orienta principalmente a evitar el fracaso escolar. Piensan que no importa lo que hagan ya van a fracasar. No quieren participar, por que sus ideas están mal. Antes de empezar cualquier actividad, ya saben que van a estar mal. Son derrotistas en potencia y tienen muy baja autoestima.
El papel del maestro en este sentido, es fundamental, ya que a través de sus actitudes, comportamiento y desempeño dentro del aula, podrá motivar a los alumnos a construir su aprendizaje.
Finalmente, se puede apreciar que la motivación debe darse antes, durante y al final de la construcción del aprendizaje.
Publicado en 2012
Por: Lic. Carlos Vicente Montero
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