Por:
Roberto Fulcar*
SANTO DOMINGO.- El anuncio de la Convención del Partido Revolucionario
Moderno -PRM-, decisión demandada y noticia esperada por la inmensa
mayoría de la militancia perremeísta, llegó como buena música al oído no sólo
de esta, sino también al de diversos sectores de la sociedad
dominicana que, urgidos de una expedita vía para canalizar sus deseos de
cambio, observan atentos los pasos y la coherencia de la principal fuerza de
oposición.
Lo que en esta ocasión declaro lo he
compartido y reiterado reiteradamente con mis compañeros de la Dirección
Ejecutiva y otras instancias tanto de la institucionalidad partidaria como del
equipo político Luis Abinader Presidente, que coordino; incluso, varias
resoluciones orgánicas originadas en estas ideas reposan en las actas de la
organización.
Soy abanderado firme y promotor decidido de
la renovación en el PRM por medio de la convención, a partir del voto directo y
secreto de la militancia inscrita en el Programa de Registro de Militantes
-PREMIL-, fuente por excelencia para la legitimación del liderazgo orgánico a
todos los niveles y en todas las áreas. A cada militante le asiste por igual el
derecho de aspirar a cargos dirigenciales, y asimismo, todo el que desee
buscarlo debe someterse al escrutinio de la gente, sin repartos y
sin dedos.
La renovación de los estamentos de
dirección del PRM, mediante el voto directo y secreto del padrón
de militantes, además de ser el único proceder armónico con el estatuto
partidario, constituye un ejercicio de ética, desde el punto de vista de
la responsabilidad del liderazgo en la toma de
decisiones, pues ninguna fórmula se vestiría de legitimidad si no se edifica
sobre el voto de las bases.
No hay que darle vueltas a la noria, está
muy claro que, con seriedad y aplomo, poniendo un poco a un lado los
personalismos y falsos protagonismos individualistas, el PRM puede realizar
una convención libérrima y transparente, unitaria y sin traumas,
de la cual resulte un partido más fuerte, creíble, respetado y mejor
conectado, edificando una marca poderosa que lo catapulte como el
instrumento idóneo para el cambio democrático que el país
requiere.
Propugno por un honesto ejercicio de
conciencia colectiva entre los actores del primer nivel del partido, para que
entendamos la trascendencia histórica del contexto en
el cual nos corresponde actuar, y nos atrevamos a soñar, pensar y actuar
colectivamente, con espíritu de cuerpo y aferrados a lo que nos es común: La construcción
de una opción de poder creíble y sólida, para cambiar el modelo de la corporación
PLD por uno eficiente, justo y ético.
Especialmente encarecido es nuestro llamado
a todos mis entrañables compañeros, especialmente a los dirigentes nacionales,
para que hagamos opción por la democracia y nos atrevamos a renunciar a la vía del dedo,
el reparto, la imposición dura o blanda, prácticas que ya no compra
el mundo presente. Es el momento de las bases y a ellas debemos remitirnos
todos sin excepción.
No ignoro la prevalencia en la
cultura política dominicana de una especie de temor a la competencia, de
lo cual no están exentas nuestras filas, pero ella -la competencia- no tiene
que ser negativa; al contrario, se espera que sea positiva siempre que se
fundamente en normas claras y se dirima en procesos justos y transparentes.
Es deber de cada uno aportar nuestro mejor
esfuerzo por el éxito final del PREMIL, haciendo de su
culminación un trofeo colectivo al derrotar la cháchara de que los partidos no
están en capacidad de construir su propio padrón. Apoyemos la Comisión Nacional
Organizadora -CNO-, sembremos esperanza y temple en nuestras bases y, con la
alforja de la democracia al hombro, marchemos en firme hacia la convención
del 18 de febrero, y que la gente decida!
Santo Domingo, Distrito Nacional
Diciembre 1ro. de 2017.-
*Roberto Fulcar,
Presidente en Funciones del PRM y
Coordinador General del Proyecto Luis
Abinader Presidente.
Formulario de contacto