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HOMILÍA UN PASO POR MI FAMILIA 2018 ("Salvemos las dos vidas")



SALVEMOS LAS DOS VIDAS
Homilía un paso por mi familia 2018
El poder de las Grandes minorías

Las primeras dos décadas del siglo XXI están dominadas por el poder de las grandes minorías. Todas las minorías son muchas personas debido al crecimiento demográfico. Por un lado tenemos unas minorías fuertes, que luchan, reclaman, activas en la sociedad y las redes sociales, metidas en las instituciones, haciendo propuestas, creando leyes y exigiendo derechos. De otro lado nos encontramos con una mayoría silente, distraída y desinteresada; muy ajena a lo que sucede a su alrededor.  El ruido de la minoría y el silencio de la mayoría han provocado las grandes revoluciones de la sociedad de hoy día.
Cualquier minoría se convierte en mayoría a la hora de las tomas de decisiones. De manera paralela las distintas minorías se han unido y se apoyan mutuamente para influir en los distintos campos de las sociedades modernas. Por ejemplo: una minoría de dominicana de un 10% son un millón doscientas personas; si era minoría es de un 1% alcanza las ciento veinte mil personas. Si la minoría es de 0.1 el resultado es doce mil personas; pero si la minoría es de 0.001 alcanza los mil doscientas personas; siendo una minoría de 0.0001 serían ciento veinte personas y la si minoría es de 0.00001 entonces serían doce personas. Y donde hay doce personas reunidas forman un grupo que puede tener incidencia sobre todos los demás. Entonces, unidas la minoría A con la B, C y la D, con un acento ruidoso, ante una mayoría silente, ¿quiénes tiene el poder de decidir? Efectivamente las grandes minorías con poder.
Las minorías tienen convicciones de lo que quieren; conocen sus derechos, aunque pocas veces sus deberes, tienen recursos y financiamiento nacional e internacional, tienen relaciones en el gobierno y fuera de él, controlan medios de comunicación, redes sociales, influyen en políticas y en negocios. Convencen con propagandas a los demás, nos hacen creer a todos que ellos están en lo correcto y que los demás están equivocados, son persuasivos, se hacen sentir donde quiera que están. Tienen el poder de la palabra y la comunicación.

En República Dominicana tenemos muchas grandes minorías con poder de decisión. Cito las de incidencias acultural, aquellas que van en contra de los valores que la sociedad ha cultivado en toda nuestra historia: 

La minoría LGTBI,
La minoría Feministas
La minoría abortistas,
La minoría de identidad de género
Las minerías neo-liberales.

Si juntamos estas minorías no llegan al 0.001% de la población dominicana. Pero ellos son los que están ahí-ahí, en los medios de comunicación, con los políticos, en marchas por las calles, dándose a sentir en todos los renglones de la sociedad.

Nosotros la mayoría tenemos el pecado de la omisión. Estamos silentes ante lo que sucede en el panorama político, social y religioso. En el escenario A tenemos una minoría incidente y en el escenario B tenemos una mayoría pensando solo en sí mismas y no en los cambios que está sufriendo la sociedad dominicana.

Estamos silentes en la política: los católicos no quieren ser síndicos, diputados, senadores, presidentes, porque le tenemos miedo a la política. No les tengan miedo.

Estamos silente en los medios de comunicación: los católicos no estamos aprovechando al máximo el poder de los medios de comunicación y redes sociales.

Estamos silente en la dimensión legal: los católicos no estamos defendiendo nuestros derechos legales y nuestras tradiciones.
Estamos silentes en la evangelización: los católicos no estamos evangelizando en las periferias, nos hemos quedado en los lugares y ambientes cómodos. Ya no vamos a los barrios marginales, los barrios “peligrosos”, cárceles y hospitales. Hemos olvidado de los jóvenes, de los adolescentes, nos hemos olvidado de los hombres.  En el signo de la multiplicación de los panes dice que comieron cinco mil hombres sin contar las mujeres y niños; haciendo una relectura de este evangelio tendríamos que decir que hoy caminaron cinco mil mujeres y niños, sin contar los hombres.

El festín de cronos
La mitología griega nos revela un gran secreto para la sociedad moderna. El filósofo griego Hesíodo  en su libro de mitología sobre la “Teogonía” nos narra la leyenda mitología sobre el dios Cronos, que para los griegos era el dios del tiempo. Cronos bajo el temor de que sus hijos lo sucedieran en el trono cada vez que su esposa daba a luz un hijo él se lo comía. Cuando ya iba por el sexto hijo, “Rea” su esposa pensó en una trama para evitar que Cronos se siga comiendo a sus hijos, envolvió una piedra llamada Ónfolos en varios pañales y se lo dio a Cronos en lugar de su sexto hijo Zeus.  Esta anécdota en sociólogo francés Gérad Francois Dumont lo compara con la sociedad moderna donde los padres se comen los hijos.

La sociedad europea y americana vive el modelo ni-ni. Para nosotros un “nini” es un joven que no trabaja ni estudia, pero para ellos es una persona que no quiere ni esposo ni hijos. Tener esposo/a o hijos se convierte en un problema serio para la sociedad consumista y hedonista que quiere placeres, viajes, ropas, vehículos, vacaciones. Los hijos son un problema para las mujeres que quieren mantener un cuerpo bello, sin estrías, sin pancita, que no se caigan los pechos o le salgan ojeras por las malas noches. La leyenda griega hoy en día ha cobrado su auténtico sentido ante los cronos que se están comiendo a sus hijos.

Atacar a los niños por ser los más débiles y no pueden defenderse
El Faraón Ranses II, quien gobernó  Egipto en tiempos de Moisés; vio que el esclavo pueblo hebreo se reproducía muy rápido. Las mujeres eran fuertes a la hora de dar a luz. Temeroso el faraón de que el pueblo hebreo creciera tan rápido y se convierta en un ejército fuerte, mandó a matar a todos los niños varones menores de dos años.  

El rey Herodes el grande, temeroso de perder su reinado, ante el nacimiento del Rey de los Judíos, mando a matar a todos los niños menores de dos años, creyendo así que mataría a quien sería la esperanza de la humanidad. 

Hoy debe resonar el gripo de Fray Antón de Montesinos en su sermón de adviento de 1511: “es que no son hombres, es que no tienen alma racional”.

Los niños son los más indefensos y por eso el ataque se dirige a ellos. La sociedad americana entendió que era difícil homosexualizar a los adultos, porque los adultos tenemos una sexualidad definida. Pero ellos emprendieron un ataque contra la niñez, con películas, series, comerciales, programas, animaciones, muñequitos y los padres, sin darnos cuenta y sin supervisar lo que los niños ven en la tele, se ha llegado a entender que la homosexualidad es algo natural y que no va contra la naturaleza humana, los valores cristianos y los valores culturales. Hablamos de ideología de género en vez de identidad  biología. En Francia por ejemplo, es un delito que un maestro le llame niño a un niño, porque si el niño es un niño, pero él se siente ser una niña, entonces han discriminado sus derechos de ser un niño pero sentirse ser una niña.

De aborto con causales al aborto libre
Casi todos los países que han aprobado el aborto han pasado del aborto por causales al aborto libre, siendo el aborto por causales una compuerta como la de la presa de sabaneta cuando la abren en tiemmpos de tormenta. Si se abre la compuerta arriba, sabemos lo que pudiera pasar con Mesopotamia abajo.

Las tres causales son tres falacias e ilusiones ópticas. Cuando las escuchamos creemos que estamos diciendo algo serio, pero no es así, sino que son engaños para dar el paso de un tipo de aborto tipificado al aborto libre:

1.       Aborto por mal formaciones del feto e incompatibilidad con la vida.
2.       Violaciones o incesto.
3.       Cuando el embrazo pone en riesgo la vida o salud de la madre.

Con estas tres ilusiones los políticos que tienen el bolsillo y las manos amarradas pretenden confundir y engañar a la sociedad dominicana. La industria del aborto mueve muchos millones. Incluyendo la utilidad de los fetos en la industria farmacéutica y ventas de órganos. Los órganos de los fetos se venden por piezas, hacen cosméticos y se utilizan en tratamientos de células madres. Basta con preguntarse por qué hay fondos para financiar el aborto y no hay fondos para cubrir el más mínimo tratamiento de una persona  enfermo.

Ante el aborto por malformaciones e incompatibilidad con la vida, la iglesia te dice, solo Dios tiene derecho a quitar la vida. Ante las violaciones e incestos, castiguemos a los adultos, no al niño. No lavarse las manos como Pilato matando al inocente y dejando libre a Barrabas. Ante el embarazo que pone en riesgo la vida de la madre, salvemos las dos vidas.

Todos los países que han comenzado con abortos por causales han terminado en aborto libre. El aborto no es un derecho de la mujer, sino lo que es un derecho es la vida del niño no importa su circunstancia. No se puede legalizar la cultura de la muerte. Un país que legaliza la cultura de la muerte con el aborto, pierde el respeto ante otros crímenes que cometen como los atracos, feminicidios, intercambios de disparos, etc.

El papel de curar y acompañar de la Iglesia
El Papa Francisco insiste mucho en la misión de la Iglesia de curar y acompañar a las mujeres. La Iglesia siendo madre y maestra orienta y guía a las mujeres embarazadas y a las que han pasado por el trauma de un aborto. El aborto evita un problema inmediato, pero el dolor de las madres dura para siempre. El feto sale de cuerpo de la mujer, pero el recuerdo no. Lo que pasa en la vida de una mujer después del aborto, nadie lo sabe, nadie lo comprende. El Papa para el año de la misericordia puso el camino de la confesión como un paso para la reconciliación con su pasado, con Dios y con la Iglesia.
 
Salvemos las dos vidas
Esta caminata tiene un lema, como todos los años: “Salvemos las dos vidas”.  La ciencia médica ha avanzado extraordinariamente los últimos cincuenta años. La medicina está en los niveles más alto, al punto que supera nuestro imaginario. En la primera mitad del siglo pasado  podríamos hablar de embarazos que ponen en riesgo la salud de la madre.  Sin embargo al día de hoy eso es un mito. Cualquier problema de salud de una madre hay respuestas en la medicina. La medicina puede salvar las dos vidas. Nuestras abuelitas con una comadrona dieron a luz doce hijos; imaginémonos ahora con los grandes profesionales obstetra, perinatólogo, pediatra, grandes laboratorios y avance de la farmacéutica.

Salvemos las dos vidas, como lo hizo el sabio Salomón cuando dos mujeres hebreas se peleaban por un niño, salvó la vida del niño.

Salvemos las dos vidas como lo hizo el profeta Daniel cuando los dos ancianos acusaban a Susana de adulterio, Daniel Salvó la vida de Susana.

Salvemos las dos vidas como lo hizo Jesús cuando a sus pies le presentaron la mujer adúltera, si nadie te ha condenado, tampoco yo te condeno.

Salvemos las dos vidas, amparados en la constitución dominicana en su artículo 37, que nos habla de la inviolabilidad de la vida desde la concepción hasta la muerte.

Salvemos las dos vidas inspirado en el quinto mandamiento que nos dice “NO MATARÁS!.

Hoy es posible salvar las dos vidas. La ciencia médica así lo confirma. Como cristianos estamos llamados a poner nuestra voz de alerta, a estar de pie, no dormirnos. Defender la vida, defender los valores cristianos.  No dejar que unas pequeñas minorías cambien las decisiones y la gran mayoría.  Pero hace falta que pasemos de una mayoría que está silente a una mayoría consciente. Hermanos y hermanos, somos la mayoría consciente. No se duerman.


Moisés Corcino V.




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