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HISTORIA DEL REY DE LOS ALCAHUETES Y EL ALCAHUETE QUE QUERÍA SER REY


Cuenta la leyenda que en una vez en un pueblo incierto, había un rey que estaba perdiendo la confianza de su séquito y el pueblo cada vez lo quería menos. Pues no era para menos, el rey se había descuidado bastante con las aldeas, la gente moría de hambre, la tierra no daba frutos, los desquiciados acababan con los bosques y montañas, ante la mirada indiferente del rey que una vez fue tan gentil.

En Alcahuetilandia, así se llamaba el pueblo, las personas empezaron a ir a otros lugares en busca de alimentos, regresaban con ellos para dar a sus familiares, otros decidían quedarse. La situación cada vez estaba más tensa y el rey ya no sabía qué hacer. Pedía consejos a sus servidores más cercanos, visitaba brujos, sabios, pero la situación se tornaba cada vez más difícil.

Uno de los alcahuetes, que destacaba por su evidente inteligencia, se le ocurrió que podía ser rey y acabar con la mala racha de una vez  y por todas. Al parecer, este ignoraba o se hacía ignorar que la corona se heredaba. Pero aún así, soñaba con ser rey.

Entonces le contó a los demás alcahuetes sobre su anhelo. Estos lo animaban con fruslerías a seguir adelante, aún sabiendo el requisito para ser rey. Se dice que le contó hasta al mismo rey. Algunos creen que hasta el mismo rey aumentó sus ilusiones.

Pronto el alcahuete se puso manos a la obra y emprendió el camino a su sueño. Le fue expresando a cada aldeano sus intenciones de ser su rey. No tardó mucho en conquistar corazones y encendió una vez más las esperanzas que ya se habían perdido en Alcahuetilandia.

Mucha gente estaba eufórica. Querían que el rey se marchara y dejara el trono al nuevo rey. Las cosas casi se salían de control.

Los servidores del rey no creían que aquel soñador iba a llegar tan lejos y empezaron a contarle al rey lo que estaba sucediendo.

- "Mi señor, las cosas se salen de control, ya lo quieren proclamar como rey..."

- "¿A quién quieren proclamar rey?

- "Al iluso..."

- "Ya cállense no me digan más".

El rey le pidió a todos que se marcharan, excepto a sus dos servidores más cercanos con quien se quedó unos tres días, sin dormir, sin comer, sin tomar agua... Nadie sabe ni sabrá jamás sobre qué hablaban de esa manera, como si de místicos monjes se tratara.

Una vez terminada aquella extraña reunión, salieron, comieron y bebieron hasta más no poder. Luego hicieron una orgía, invitaron a todos los servidores del rey. Todos bebieron hasta embriagarse, comieron hasta más no poder, bailaron e hicieron de todo.

Mientras afuera la gente estaba bastante acalorada y deseosa de tener un nuevo rey. 

Entonces el rey llamó a una cena en su palacio al joven que se proponía ser el rey. Este aceptó la invitación y entró a la casa del gran rey. Allí se encontraban todos los servidores del rey... Había abundante comida, los platos más exquisitos y bebidas más exclusivas del universo. Esta orgía fue más grande que la que el rey había tenido anteriormente con sus servidores.

No se sabe qué pasó allí, ni que le había dicho el rey a aquel joven soñador. Pero lo que se sabe es que al día siguiente el joven risueño había perdido la cara y pálido y decaído proclamó ante todo el pueblo que la única salvación de ellos era el rey que ya tenían.

Les explicó que el rey debía seguir su reinado, "porque Dios lo puso y a Dios hay que escucharlo". Les prometió que el rey tiene un nuevo plan para sacar todas las aldeas del estado en que se encontraban.

Muchos le creyeron, y volvieron la confianza en su rey, otros tantos se veían indecisos y sin más opciones que creer.

Solo unos pocos se enfurecieron tanto que se fueron a otras tierras muy lejanas y no se supo más de ellos por un larguísimo tiempo.


Por: Romel Reyes-Lemor Seyer...