Por: Marta Quéliz
martha.queliz@listindiario.com
Intervención de la tecnología
Con muchos frentes abiertos hay que literalmente “abrirse el
pecho” para poder entender a los chicos y chicas de hoy hay que bajar a su
mundo, claro si ellos dejan que los padres penetren a ese espacio. Por esto es
que siempre insisto en lo importante de desarrollar los valores desde la
primera infancia, pues para luego es tarde.
Años atrás
Con este tema a cuestas me fui a una ciudad fabulosa donde viví
cuando era niña: a La Sabina, donde junto a mis hermanos recibí una crianza en
la que la boca tenía poco trabajo. Los ojos eran los que “hablaban”. Era
suficiente con la madre o el padre diera una mirada de advertencia para que se
le prestara la debida atención.
No importaba la distancia
Ellos podían ver desde lejos lo que sus hijos hacía, y a
veces, sin mediar palabras hacían la corrección. Ya uno sabía que significaba
la mirada. Podía tratarse de: “No lo hagas”, “deja eso ahí”, “no te atrevas”,
“siéntate”, “cállate”..., en fin los ojos sabían hacia dónde moverse para hacer
la advertencia y él o ella sabía su significado.
Las famosas pelas
Independientemente de que estemos o no de acuerdo con este
método, las pelas también formaron parte de las estrategias que tenían los
padres para criar a sus hijos. Que son inadecuadas, bueeeno, vaya usted a ver.
El caso es que los valores estaban en primer orden y que en mi ciudad fabulosa,
se lograban hasta con una miradita.
Opinión compartida
Aunque siempre me apasiona tratar sobre los valores, en esta
oportunidad el tema lo traje a colación por mi amigo, el periodista Wellington
Carpio, quien en una visita a la Redacción me reveló lo mucho que siente el que
se hayan perdido los valores en la crianza. Terminamos coincidiendo en que ya
los ojos no “hablan”
FUENTE: Listín Diario
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