Me cuentan que en un tiempo había un odontólogo que se había hecho muy famoso a nivel mundial. No se podía hablar de dientes sin pensar en él, sin hacer mención de su "honorísimo" nombre, sin decir que él era el mejor en el área y un sin fin de pleitesías ganadas a base de estudios e inhumanos sacrificios.
Todo el mundo hablaba bien de ese insigne señor. Sin dudas que hacía milagros en la boca de las personas.
Algo de lo que no muchos se enteraron para ese entonces, es que el médico tuvo un criado al que todos conocían como el "ayudante del médico". En efecto, era su ayudante, no lo presentó nunca ni como su hijo adoptivo ni como su criado, sino como su "ayudante". Veamos lo interesante de este criado.
Resulta, que antes del médico hacerse famoso y ganar tanto respeto y reconocimiento, en el pueblo en que vivía se desató una epidemia que acabó con la vida de innumerables personas, incluidos entre esas personas, los padres del joven ayudante. Era muy pequeño y había quedado solo en el mundo.
Es así como el médico y su pareja, al enterarse del caso deciden quedarse con el niño, ya que estos tenían ya mucho tiempo de casados, pero aún no habían procreado ningún hijo.
Se encariñaron mucho con el pequeño. Pero el médico, le hizo crecer como un servidor, más que como un hijo. Así es cómo desde pequeño aprendió hacer de todo en la casa. Del mismo modo aprendió los oficios de un Asistente Odontólogo. Es así como comienza a relacionarse con los pacientes y clientes del médico, a los que siempre recibía con una angelical sonrisa.
A este ayudante, todos lo estimaban mucho por su carisma y su entrega en su labor "honorífica" al lado de tan influyente Odontólogo con renombre.
Todo cambió para este joven, un día que tuvo un pequeño incidente. Pues cierta vez, el doctor se había descuidado un poquito con una de las máquinas que usaban y se iba a caer con todo y equipo. El joven tratando de ayudar a su amo, pudo evitar la caída de este pero no evitó un fuerte golpe que él mismo recibiría en la boca, dejándolo completamente sin dientes.
Tardó unos días sin volver a las instalaciones y cuando regresó ya no era el mismo joven sonriente. Se mantenía cabizbajo y no miraba a nadie a los ojos. Algo que nunca nadie entendía era por qué no habría la boca ni sonreía como solía hacerlo, al extremo de que hasta usaba señas para señalar algún objeto.
Nadie que sabia del joven se imaginaba lo que pasaba, pero sí el médico. Él sabía que el joven había perdido sus dientes, pero el criado "no tenía dinero para ponerse nuevos dientes".
A lo mejor si esa gente hubiese sabido lo que le sucedió al joven, se habían hecho la misma pregunta que quizás usted que lee esta historia, en este momento se está haciendo.
¿A propósito qué pregunta se podría hacer una persona al respecto?
¿Podría esto realmente suceder?
¿Es posible?
Hoy no sabemos si el joven logró juntar el dinero con lo poco que recibía para devolverse su sonrisa, no tenemos ni idea.
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