Apple y el gobierno de Estados Unidos protagonizaron esta semana un nuevo pulso en el debate sobre el acceso de la policía a los teléfonos encriptados y la cuestión de la privacidad en la era digital.
La polémica no es nueva, pero un atentado ocurrido el mes pasado en la base aérea de Pensacola, Florida, lo ha puesto de nuevo sobre la mesa.
El pasado 6 de diciembre el oficial de la Fuerza Aérea de Arabia Saudita, Mohammed Alshamrani, que estaba entrenando en la base de Pensacola, mató a tres marines antes de ser abatido a tiros.
El incidente fue calificado como un «acto de terrorismo» por las autoridades estadounidenses.
Un usuario de Twitter que parecía coincidir con la identidad de Alshamrani también había hecho una serie de publicaciones antiestadounidenses antes del tiroteo, según un grupo de monitoreo en internet.
Las autoridades estadounidenses le pidieron a Apple ayuda para desbloquear dos iPhones relacionados con el tiroteo, algo a lo que la compañía -como ya hizo en el pasado- se ha negado.
El cifrado de los teléfonos es una forma clave de proteger la privacidad de las comunicaciones digitales, pero también puede dificultar las investigaciones judiciales.
¿Qué han dicho las autoridades estadounidenses?
El fiscal general, Bill Barr, dijo esta semana que Apple no brindó la «asistencia sustancial» en el caso de Pensacola.
0 Comentarios
Deja tu comentario...