Han relacionado los comportamientos anti-sociales con un menor nivel de sincronización entre dos regiones cerebrales
Los neurocientíficos están muy interesados en comprender las bases biológicas de la generosidad y del egoísmo. ¿Ocurre algo concreto en el cerebro cuando se toma unas decisiones y no otras? ¿Hay alguna predisposición genética a inclinarse por algunas? ¿Hay algún trastorno, como el autismo o la psicopatía, relacionado con este tipo de fenómenos?
Hasta el momento, se ha observado que hay muchas regiones cerebrales implicadas en este tipo de decisiones, tanto en humanos como en el resto de primates, en los que el comportamiento social es fundamental. Pero ahora, un estudio que se ha publicado en « Nature Neuroscience» ha podido demostrar, por primera vez, que la actividad del cerebro cambia notablemente cuando se está cometiendo un acto egoísta o uno altruista. En concreto, los investigadores lo han observado en unos experimentos en los que unos monos se enfrentaban a la disyuntiva de compartir, o no, un zumo de frutas.
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