El ejemplo de El Salvador al mundo con las medidas de precaución asumidas, contra viento y marea, para evitar la entrada del Coronavirus en la forma que lo ha hecho en países de Asia, Europa y América, es la mayor muestra de que cuando la población importa, la voluntad política se impone.
El joven mandatario Nayib Armando Bukele Ortez, con poca experiencia política y escaso tiempo en el poder, ha sabido enfrentar sin temor, a los poderosos y a los dueños del circo en su país, poniendo su ejercicio al servicio de los intereses de la nación.
Bukele Ortez dispuso la congelación de las principales obligaciones económicas, de servicios y sociales, para que la gente pueda asumir las disposiciones oficiales de permanecer en los hogares hasta que la terrible pandemia pueda ser controlada.
Ordenó el cierre de las fronteras, la cancelación de vuelos y cruceros de los países afectados, tres meses sin pagar agua, electricidad, teléfono, cable, obligaciones bancarias como créditos y préstamos con los respectivos intereses por tres meses, lo que da un respiro a la población más afectada, que es la de menos poder adquisitivo.
Si naciones como Italia, Estados Unidos, Francia, España, República Dominicana y otras, hubieran tomados esas medidas sin temor al dinero y a los poderosos sectores económicos, no estuviéramos en una difícil cuarentena y, menos aún, con los fastidiosos toques de queda que sólo traen desesperación a quienes tienen que procurar cada día el sustento de los suyos.
República dominicana vive momentos de gran incertidumbre, porque todo se dejó al tenor de los intereses económicos, iniciando la toma de medidas cuando ya el mal había construido su carretera para entrar y causar daños devastadores en todos los sentidos.
Ojalá que el Poder Divino tenga piedad de nosotros y nos ayude a salir de esta, para que tantos dominicanos inocentes no mueran por un llamado tarde a la prevención. Hay tiempo para sacrificar un poco a quienes tienen todo.
Formulario de contacto