El mes pasado, cuando Nueva York inició la cuarentena, los emisarios de un grupo religioso llamado Happy Science se presentaron en Times Square para proclamar su peculiar evangelio del fin de los días. Llevaban fajas rituales de color dorado y se acurrucaban en semicírculo.
“Parece que se acerca el día del Juicio Final”, decía un joven ministro. “Pero el salvador más grandioso, nuestro maestro, está aquí en la tierra”.
Uno o dos transeúntes se quedaron mirando la sombría escena. Sin embargo, la mayoría de las pocas personas que estaban en la calle pasaban rápidamente.
Nada de esto fue tan aleatorio como parecía.
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