REDACCIÓN INTERNACIONAL.- El pasado 4 de abril el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, advirtió que para su país esta semana sería “la más dura”. El mandatario no se equivocó ni para EE.UU. ni para el resto del continente, que este Domingo de Resurrección cerró con más de 640.000 casos y 25.000 muertes por la pandemia.
Trump anunció aquel sábado previo a la Semana Santa que habría “mucha muerte” de forma inminente y acotó que sería “probablemente la semana más dura”, y así fue.
Tanto que este Domingo de Resurrección el papa Francisco dedicó su mensaje de Pascua en el Vaticano a todos aquellos que se están viendo afectados por la pandemia del coronavirus y afirmó que “el mundo entero está sufriendo y tiene que estar unido” porque este “no es el tiempo de la indiferencia”.
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