A pesar de que el mundo entero está pendiente de su desarrollo, ni los gobiernos ni las grandes empresas farmacéuticas destinan los fondos necesarios. El papel de las organizaciones filantrópicas
El Grupo de Vacunas de la Universidad de Oxford comenzó a trabajar a fines de enero en el desarrollo de una vacuna contra el coronavirus. En marzo recibió financiamiento del gobierno británico y poco después empezó con la selección de voluntarios que participarán de los primeros ensayos clínicos.
Sin embargo, con el correr de las semanas, los investigadores se dieron cuenta de que no cuentan con los fondos suficientes para completar el trabajo a tiempo, y les está costando mucho conseguirlos. Sarah Gilbert, profesora del Departamento de Medicina Clínica de Nuffield en Oxford, es una de las investigadoras principales del equipo. Según sus estimaciones, necesitan 123 millones de dólares para desarrollar una vacuna y asociarse con un laboratorio para fabricarla a gran escala entre septiembre y octubre. No cree que vaya a conseguirlos.
Hay más de 60 equipos en el mundo trabajando para crear una vacuna contra el coronavirus en este momento, según la Organización Mundial de la Salud. En entre ellos hay algunos dirigidos por grandes empresas farmacéuticas, como GlaxoSmithKline o Johnson & Johnson, que sí cuentan con el dinero necesario. El problema es que están avanzando a menor velocidad, de modo que la vacuna no estaría lista para su uso masivo el año que viene.
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