Couretex incrustó finos hilos de cobre en las mascarillas o tapabocas. La incorporación del metal dentro del tejido de la mascara, funciona como una barrera contra virus.
Couretex agrega una propiedad adicional a las telas sin alterar su funcionalidad, incorporando dentro de las fibras del tejido de las telas todas las propiedades del cobre puro, un bactericida natural que elimina bacterias, hongos, virus, una propiedad que permanece presente durante toda la vida de la tela.
El coronavirus ha cambiado la vida a Couretex. Cuando su producción era de 20.000 mascarillas de este tipo al mes, ahora fabrican medio millón de unidades. Es la única empresa en el mundo que fabrica este producto. En enero China encargó 6 millones de unidades.
Además de los hilos de cobre, usan una tela especial “antibacteriana” y “antimicrobiana”.
Estas mascarillas son reutilizables. Aguantan más de 50 ciclos de lavado con cualquier detergente sin cloro. Una tela resistente y durable que soporta altas temperaturas hasta 200 grados sin alterar su funcionalidad ni sus propiedades. Pueden durar hasta un año.
Las mascarillas estaban originalmente diseñadas para proteger a los mineros chilenos.
El precio de estas mascarillas es superior al de una mascarilla convencional, pero está diseñada para su uso a largo plazo y su nivel de protección es mucho mayor, según cuentan desde la empresa.
Esta mascarilla se comercializaba a un precio de unos 5,3 euros por unidad, desconocemos su precio actualmente.
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