Dos médicos de emergencia del Hospital Mount Sinai de Nueva York contaron por qué ya no buscan fiebre y falta de aire en los pacientes de COVID-19: una variedad de síntomas distintos les enseñó la complejidad de la enfermedad. En un texto minucioso para “The New Yorker” recorrieron cada sistema de órganos afectado
Desde que comenzó a infectar personas, hace seis meses, el nuevo coronavirus se presentó como una neumonía atípica; una enfermedad que causaba síntomas, leves o graves, en el tracto respiratorio; por fin su símbolo llegó a ser el respirador. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo los médicos del mundo entero acumulan pruebas que contradicen aquella primera impresión: “El COVID-19 puede provocar el fallo de los riñones, acelerar el sistema inmunológico del cuerpo de manera catastrófica y causar coágulos que impiden la circulación de la sangre a los pulmones, el corazón o el cerebro”, describieron Clifford Marks y Trevor Pour, dos médicos de emergencia del Hospital Mount Sinai de Nueva York.
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