Los científicos han debatido durante meses por qué una variación genética del coronavirus se volvió predominante en muchas partes del mundo.
Muchos de ellos sostienen que la variación se propagó en gran parte por casualidad y se multiplicó hacia el exterior a partir de brotes detonantes en Europa. Otras personas han propuesto la posibilidad de que una mutación le proporcionó una especie de ventaja biológica y han estado investigando con apremio el efecto de dicha mutación.
Ahora los científicos han demostrado —al menos en el ambiente tan controlado de un cultivo de células en el laboratorio— que los virus que portan esa mutación específica infectan más células y son más resilientes que los que no la tienen.
Los genetistas se pronunciaron en contra de llegar a conclusiones acerca de si la variante que ha estado circulando mucho desde febrero se propaga con mayor rapidez en los seres humanos. Ellos afirman que no existen pruebas de que sea más letal o dañina y que las diferencias vistas en un cultivo celular no significan necesariamente que sea más contagiosa.
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