A cuatro años de la muerte del histórico rey de los pesados, sus hazañas, su influencia pública y política, la estatura de su personaje, lo sostienen en el olimpo del deporte
Maldita decrepitud que transformó la más bella estampa del perfecto atleta en la de un anciano balbuceante y tembloroso.
Horrible destino el de morir 32 años antes de dejar de existir sintiendo como el maldito Mal de Parkinson tomaba sus emociones, su voz, su paso y su presencia.
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