Por Cristian Hidalgo
A la hora de tomar una decisión, las mujeres al tener una sola cabeza no experimentan ninguna confusión, por lo que el resultado de su pensamiento es estrictamente fruto del trabajo de sus neuronas.
Los hombres tenemos en cambio dos cabezas: una que actúa conforme a las decisiones procedentes de sus neuronas; y la otra como resultado de la actitud de sus testosteronas.
Hay decisiones que debemos tomar con una cabeza y las procesamos en la otra. Evidentemente que el resultado muchas veces es pernicioso tanto el hombre mismo como para los demás. Por eso yo confío más en el criterio de una cabeza fría como la de una mujer y no de dos cabezas erráticas como las de un hombre.
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