La empresa Tarform, basada en Brooklyn, busca marcar un nuevo estándar con sus características que combinan lo retro con lo futurista y una misión de sustentabilidad
Taras Kravtchouk, fundador de Tarform (Ben Sklar/The New York Times)
Metal. Caucho. Cuero. Cuando se trata de motocicletas, los materiales usados para construirlas son tan elementales como la experiencia de manejarlas.
¿Piñas, linaza y algas? Suena más a los ingredientes de una ensalada vegana que a una moto, pero una nueva empresa emergente de Brooklyn espera cambiar eso.
Se llama Tarform. Y lo que Tesla ha logrado con la popularización del transporte sin emisiones, Tarform espera hacer con la meta de cero residuos, construyendo motocicletas eléctricas que son reciclables y están fabricadas con materiales naturales que pueden biodegradarse.
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