La emergencia sanitaria por COVID-19 ha provocado la disminución de tránsito entre México y EEUU
Droga sintética decomisada por la Guardia Nacional (Foto: Twitter/GN_MEXICO_)
El negocio del narcotráfico vive momentos complicados: el coronavirus ha redoblado los controles en puntos fronterizos. También ha reducido el tráfico aéreo a la mínima expresión.
Por ello, los narcos han tenido que buscar alternativas que alivien la presión que ha producido la pandemia. En México, la desesperación ha llevado al Cártel de Sinaloa —una de las estructuras más poderosas de México— a contratar “mulas” o contrabandistas estadounidenses.
Un traficante de drogas que opera para gente de Ismael “El Mayo” Zambada le reveló al periodista de Río Doce, Miguel Ángel Vega, que debido al cierre temporal de la garita de San Ysidro o Caléxico sólo ciudadanos estadounidenses pueden entrar y salir del país y cruzar la Unión América.
“Como son gringos quienes cruzan la mercancía, cobran más, y ahora que se cruza menos (droga) y hay desabasto, el precio aumentó, porque es más caro enviar la droga, y porque la segunda inspección migratoria en Indio se ha puesto más dura y nadie quiere aventarse el tiro”, aseveró.
Frente a la dificultad del tráfico de drogas, la organización de Sinaloa se ha topado con el aumento de vigilancia policíaca en la frontera.
Paquetes de marihuana decomisados en la frontera norte de México-Estados Unidos (Foto: Twitter/GN_MEXICO_)
“Nadie está cruzando nada ahorita. La mota, por ejemplo, la vamos a tener que tirar porque ya tiene casi tres meses que la secamos y ahí está almacenada, y si no se vende pronto se va a echar a perder. El caso de la chiva (heroína de muy baja calidad) es diferente, porque puede aguantar mucho y no pasa nada, pero la mota no”, señaló el narco.
Patty Hartman, vocera de la DEA en Washington, consideró que el tráfico no se ha detenido, pero sí ha obstaculizado la capacidad de los cárteles para mover la droga a Estados Unidos, provocando una acumulación de drogas ilícitas en ambos lados de la frontera.
Paquetes de cocaína decomisada en el condado de Los Ángeles (Foto: Twitter/DEALOSANGELES)
En marzo pasado, se reportó que debido a a la pandemia de COVID-19, la cadena de suministro se volvió compleja. Esta vulnerabilidad provocó Cártel de Sinaloa el aumento de precios de la metanfetamina. Por órdenes de Ismael “El Mayo” Zamabada el cristal pasó de 2,500 a 15,000 pesos.
Un “cocinero” aliado con el grupo criminal dijo para Río Doce que las indicaciones las recibieron a través de un mensaje de Whatsapp en el que se leía “Si no obedeces, presta atención a las consecuencias”.
Aunque los cocineros normalmente tienen a la mano un suministro de productos químicos para un mes, en aquellos días presentaron dificultades para reponer existencias.
“Los precios son muy altos en este momento. Debido al coronavirus hay muy poca distribución o importación desde China a la Ciudad de México. Es difícil obtener los químicos, el jugo. Puedes conseguirlos, pero los precios están subiendo para todos”, detalló un cocinero.
Un contenedor de fentanilo disfrazado de alcohol de bencílio (Foto: Especial)
Antes de la crisis mundial, un kilo de fentanilo se vendía al mayoreo en 870,000 pesos. Actualmente cuesta hasta 1,000,000 de pesos.
Los cocineros de droga especularon que el precio de la metanfetamina ordenado por “El Mayo” tenía que ver más con el oportunismo que con la escasez química. Aseguraron que en medida que la producción de metanfetamina se ha incrementado, la competencia de los rivales ha aumentado y los márgenes de ganancia han disminuido.
Los cárteles mexicanos han dominado el comercio de metanfetamina cristalina, especialmente desde mediados de la década de 2010, cuando Estados Unidos comenzó a restringir la venta de medicamentos para el resfriado, utilizados para fabricar metanfetamina en laboratorios locales.
Ésto también ha estimulado a los narcos mexicanos ha disminuir la producción de heroína. A los cárteles les ha resultado mucho más lucrativo fabricar drogas sintéticas ya que puede producirse durante todo el año con productos químicos que, hasta hace poco, eran baratos y fácilmente disponibles. La heroína por el contrario, requiere enormes campos de amapola, que sólo pueden ser cosechados estacionalmente por los agricultores.
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