Los datos recogidos por los acelerómetros, capaces de medir la marcha o el andar de una persona, pueden utilizarse para saber si el usuario superó el nivel máximo permitido para conducir
En la imagen se ve cómo se realizan hoy en día los controles de alcoholemia (Gustavo Gavotti)
Los datos de los acelerómetros -unos sensores presentes en la mayor parte de móviles actuales que detectan los pasos de una persona- pueden utilizarse para determinar si una persona se encuentra bajo los efectos del alcohol y ha superado la tasa de alcoholemia permitida para conducir.
Un estudio elaborado por las universidades de Stanford y Pittsburgh (Estados Unidos) recurrió a 22 voluntarios a quienes proporcionó una dosis de vodka suficiente para producir una cantidad de alcohol aspirado en aire del 0,2% de concentración en sangre. Cabe señalar que en Estados Unidos se usa un sistema distinto, con un límite permitido para conducir de 0,08 por ciento.
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