Reaction Engines y el Consejo de Instalaciones Científicas y Tecnológicas de Gran Bretaña (STFC) han completado un estudio conceptual sobre la utilidad de usar amoníaco como combustible de aviación.
Al unir la tecnología de intercambio de calor de Reaction Engines con los catalizadores avanzados del STFC, esperan producir un sistema de propulsión sostenible y de bajas emisiones para los aviones del futuro.
Los modernos motores a reacción usan una variedad de combustibles basados en el queroseno que tienen una densidad de energía muy alta que puede propulsar las aeronaves mucho más allá de la velocidad del sonido y transportar pasajeros y cargas por todo el mundo.
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