POR INFOBAE
El abuso de alcohol es una de las principales causas de mortalidad prevenible y contribuye anualmente a aproximadamente 3 millones de muertes en todo el mundo. En algunas personas, el abuso de alcohol excesivo a largo plazo puede convertirse en un trastorno. Los especialistas comenzaron a alertar sobre los posibles efectos en la salud pública que el confinamiento puede implicar el creciente y continuado en el tiempo abuso de consumo de bebidas alcohólicas.
A su vez, estas neuroadaptaciones conducen a un aumento de los antojos de alcohol en respuesta al estrés. Los efectos del aislamiento social a largo plazo sobre los niveles de estrés, incluido el aumento de las respuestas neuroendocrinas y la reactividad al estrés, se han descrito en animales no humanos. Sin embargo, los bloqueos en curso en muchos países son únicos y se sabe poco de los efectos del aislamiento crónico en la población general (con respecto a la salud y el bienestar) en estas circunstancias.
De acuerdo a cifras del Servicio Chileno para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA), en ese país,» el 43,3% de personas dicen haber consumido alcohol en el último mes. Además, 1 de cada 5 consumidores de alcohol de la última semana se embriaga, es decir toma más de cuatro tragos en el caso de las mujeres y cinco en el de los hombres». Del total de 15.280 encuestas validadas por la institución, un 74,6% de las respuestas indican el mantenimiento o la disminución de consumo de alcohol en la crisis sanitaria».
Según una encuesta realizada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), el 45% de las personas bebió más alcohol durante este tiempo que antes del aislamiento. Un 44,85% de los encuestados dijo que aumentó su consumo de alcohol, un 33,89% que bebe lo mismo que antes y un 21,26%, que ahora toma menos», refiere el informe, que además revela que quienes «tomaron vino todos los días pasaron del 5% antes de la cuarentena, al 15%, y la cifra fue aún mayor entre la franja etaria entre 35 a 44 años.
La primera copa
Un factor de riesgo para la aparición y el mantenimiento del abuso de alcohol y el trastorno por consumo de alcohol es el rasgo de impulsividad (es decir, la tendencia a tomar riesgos o actuar sin una adecuada previsión o reflexión). La impulsividad puede moderar el consumo de alcohol inducido por el estrés y también se asocia con la recaída en los adictos. Por lo tanto, este período de aislamiento podría conducir a un aumento en el uso indebido de alcohol, recaídas y, potencialmente, el desarrollo de un trastorno por uso de alcohol en personas en riesgo, lo que ejerce una mayor presión sobre los servicios de adicción y drogas y alcohol, y el servicio de salud en general , durante y después de la pandemia.
Un nuevo estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) reveló que el consumo excesivo de alcohol es responsable de más de 255 muertes cada día en ese país, lo que representa 93,000 muertes al año. La pandemia puede haber dado lugar a picos recientes en varios estados, que van desde un estimado del 20% en Jacksonville, Florida, hasta el 100% en el área de Chicago. El grupo nacional de salud pública Well Being Trust predice que la pandemia podría contribuir a hasta 75,000 muertes relacionadas con el consumo indebido de drogas o alcohol y el suicidio en EE.UU.
Las alertas, además de el despegue puntual del consumo, se concentran en los efectos futuros, porque los especialistas coinciden en señalar que la práctica no se desacelerará cuando se retire el confinamiento, sino que se trata de patologías que se disparan y a las que se debe tratar para desarticular. Uno más de los tantos daños colaterales de la pandemia.
El abuso de alcohol es una de las principales causas de mortalidad prevenible y contribuye anualmente a aproximadamente 3 millones de muertes en todo el mundo. En algunas personas, el abuso de alcohol excesivo a largo plazo puede convertirse en un trastorno. Los especialistas comenzaron a alertar sobre los posibles efectos en la salud pública que el confinamiento puede implicar el creciente y continuado en el tiempo abuso de consumo de bebidas alcohólicas.
“El estrés es un factor de riesgo importante para la aparición y el mantenimiento del abuso de alcohol. Por ejemplo, el consumo crónico de alcohol da como resultado neuroadaptaciones en las vías del estrés y la recompensa, que conducen a ejes hipotalámicos hipofisarios adrenocorticales y adrenomedulares simpáticos disfuncionales, caracterizados por desregulación de la respuesta del cortisol y déficits en la regulación emocional”, así lo cita en un estudio publicado en el medio especializado The Lancet realizado por un grupo de especialistas de a Facultad de Psicología de la Universidad de Portsmouth, Reino Unido.
A su vez, estas neuroadaptaciones conducen a un aumento de los antojos de alcohol en respuesta al estrés. Los efectos del aislamiento social a largo plazo sobre los niveles de estrés, incluido el aumento de las respuestas neuroendocrinas y la reactividad al estrés, se han descrito en animales no humanos. Sin embargo, los bloqueos en curso en muchos países son únicos y se sabe poco de los efectos del aislamiento crónico en la población general (con respecto a la salud y el bienestar) en estas circunstancias.
De acuerdo a cifras del Servicio Chileno para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA), en ese país,» el 43,3% de personas dicen haber consumido alcohol en el último mes. Además, 1 de cada 5 consumidores de alcohol de la última semana se embriaga, es decir toma más de cuatro tragos en el caso de las mujeres y cinco en el de los hombres». Del total de 15.280 encuestas validadas por la institución, un 74,6% de las respuestas indican el mantenimiento o la disminución de consumo de alcohol en la crisis sanitaria».
Según una encuesta realizada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), el 45% de las personas bebió más alcohol durante este tiempo que antes del aislamiento. Un 44,85% de los encuestados dijo que aumentó su consumo de alcohol, un 33,89% que bebe lo mismo que antes y un 21,26%, que ahora toma menos», refiere el informe, que además revela que quienes «tomaron vino todos los días pasaron del 5% antes de la cuarentena, al 15%, y la cifra fue aún mayor entre la franja etaria entre 35 a 44 años.
“Entre los factores que los llevó a recurrir al vino, la cerveza u otras bebidas alcohólicas con mayor frecuencia, un 42% lo relacionó con tener más tiempo libre; un 33% con factores emocionales; un 29% con la falta de rutina o desorganización del tiempo y un 20% directamente, con el aburrimiento”, señala la investigación.
La primera copa
Un factor de riesgo para la aparición y el mantenimiento del abuso de alcohol y el trastorno por consumo de alcohol es el rasgo de impulsividad (es decir, la tendencia a tomar riesgos o actuar sin una adecuada previsión o reflexión). La impulsividad puede moderar el consumo de alcohol inducido por el estrés y también se asocia con la recaída en los adictos. Por lo tanto, este período de aislamiento podría conducir a un aumento en el uso indebido de alcohol, recaídas y, potencialmente, el desarrollo de un trastorno por uso de alcohol en personas en riesgo, lo que ejerce una mayor presión sobre los servicios de adicción y drogas y alcohol, y el servicio de salud en general , durante y después de la pandemia.
“La mayoría de los gobiernos, han respondido a la pandemia de COVID-19 aconsejando al público que permanezca en el interior, evite el contacto social innecesario, se proteja a sí mismo y a los sistemas de atención médica y salve vidas. Sugerimos que, además de este importante consejo de salud pública, los gobiernos deberían dar advertencias de salud pública sobre el consumo excesivo de alcohol durante el aislamiento para proteger a las personas vulnerables”, indica James Clay, especialista que lidera el equipo que realizó el documento.
Un nuevo estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) reveló que el consumo excesivo de alcohol es responsable de más de 255 muertes cada día en ese país, lo que representa 93,000 muertes al año. La pandemia puede haber dado lugar a picos recientes en varios estados, que van desde un estimado del 20% en Jacksonville, Florida, hasta el 100% en el área de Chicago. El grupo nacional de salud pública Well Being Trust predice que la pandemia podría contribuir a hasta 75,000 muertes relacionadas con el consumo indebido de drogas o alcohol y el suicidio en EE.UU.
“Entre los factores que los llevó a recurrir al vino, la cerveza u otras bebidas alcohólicas con mayor frecuencia, un 42% lo relacionó con tener más tiempo libre un 33% con factores emocionales un 29% con la falta de rutina o desorganización del tiempo y un 20% directamente, con el aburrimiento”, expresa la investigación del CONICET “Cuando hablan del cuidado de la salud en estos tiempos, hablan de la salud física y se olvidan de la mental, que es muy importante y se incluye dentro de la salud general de las personas. La ingesta de alcohol es una afectación a la salud de las personas”, indicó.“El uso del alcohol como mecanismo de supervivencia conduce por una pendiente resbaladiza hacia un trastorno por consumo de alcohol”, dice George F. Koob, director del Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y Alcoholismo (NIAAA) de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. “Tenemos individuos que tal vez ya son vulnerables al trastorno por consumo de alcohol, y el aislamiento social lo exacerba”, señala.
Las alertas, además de el despegue puntual del consumo, se concentran en los efectos futuros, porque los especialistas coinciden en señalar que la práctica no se desacelerará cuando se retire el confinamiento, sino que se trata de patologías que se disparan y a las que se debe tratar para desarticular. Uno más de los tantos daños colaterales de la pandemia.
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