Adís Abeba, (EFE).- Unos 2,3 millones de niños necesitan ayuda humanitaria en Tigray por la guerra que vive esa región norteña de Etiopía, informó hoy el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
«Dentro de la región de Tigray, el acceso restringido y el apagón continuo de las comunicaciones han dejado a unos 2,3 millones de niños necesitados de asistencia humanitaria», afirmó la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, en un comunicado publicado por la sección etíope de ese organismo.
Desde que estalló la contienda el pasado 4 de noviembre, más de 30.000 etíopes han huido de la violencia y han buscado refugio en el vecino Sudán.
Unicef calcula que unos 12.000 niños, algunos de ellos sin padres o familiares, se encuentran entre los que se refugian en esos campamentos, donde «las condiciones para estos niños son extremadamente duras».
El Fondo estima que en los próximos días y semanas «más de 200.000 personas» podrían cruzar desde Tigray a Sudán.
Antes del conflicto, al menos 54.000 niños vivían en campos de refugiados en la región y 36.000 eran desplazados internos por desastres naturales y violencia armada, según Unicef.
«Hago un llamamiento a todas las partes en el conflicto para que permitan a las organizaciones humanitarias un acceso urgente, sin obstáculos y sostenido a todas las comunidades afectadas para llegar a los niños y las familias con asistencia vital», subrayó Fore.
Tigray permanece aislada y con las telecomunicaciones y las carreteras cortadas desde el inicio de esta guerra, lo que imposibilita el acceso de ayuda humanitaria a la región.
El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, advirtió este martes de una ofensiva «final» contra Tigray, tras vencer el ultimátum que dio la semana pasada para rendirse al Frente de Liberación de Tigray (TPLF), partido que gobierna la región y contra el que ordenó una ofensiva militar el pasado día 4 tras acusarle de atacar una base del Ejército etíope en la región.
El contencioso entre Tigray, región fronteriza con Eritrea y Sudán, y el Gobierno federal venía agravándose desde hace meses, con el retraso indefinido de las elecciones generales que se debían celebrar el pasado agosto en Etiopía como punto de inflexión.
Tras la demora de las elecciones por la covid-19, el TPLF celebró el pasado septiembre sus propios comicios parlamentarios, que el Gobierno central tachó de ilegales, de ahí que ahora busque restablecer en Tigray el «orden constitucional».
Además, desde el 5 de octubre, fecha en la que teóricamente vencía el mandato de Abiy, el gobierno de Tigray no reconoce autoridad alguna del Ejecutivo federal.
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