Santo Domingo, RD.- Acostumbrados a festejar por todo lo alto la llegada de un nuevo año, gran parte de la población que vive en la capital dominicana optó por respetar las restricciones impuestas por el Gobierno y prefirieron celebrar refugiados en casas o en lugares cerrados.
El COVID-19 se impuso. Los casos positivos volvieron a subir y el comportamiento de las personas durante la Navidad fue ajeno a la realidad de una pandemia, por lo que el Gobierno dominicano fue más restrictivo con las medidas para evitar la propagación del virus.
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