(Esteban Biba/EFE).- Yesmin murió este lunes de madrugada. Con sólo 2 años de edad, una neumonía originada por la desnutrición acabó con su vida en el este de Guatemala. Durante las últimas semanas luchó por subir de peso, pero las secuelas de su nacimiento prematuro, su mala alimentación y las condiciones de su hogar la debilitaron.
El caso de desnutrición de Yesmin, uno más de los cientos que cada año se registran en Guatemala, fue conocido en octubre pasado por Efe de la mano de la organización Antigua al Rescate, una entidad no gubernamental que asiste a familias en riesgo alimentario y que intentó hasta los últimos esfuerzos apoyar a la niña de dos años.
Yesmin pesaba 10 libras cuando Antigua al Rescate se enteró de su caso el año pasado y, mediante suplementos nutricionales, logró alcanzar las 16 libras de peso. Sin embargo, sus pulmones afectados por varias neumonías no pudieron recuperarse. La niña pasó recientemente varios días junto a su madre en el Hospital Nacional del departamento de Zacapa, 170 kilómetros al este de la Ciudad de Guatemala, donde finalmente murió el lunes tras convulsionar.
«De haber crecido nutrida dentro del vientre de su mamá con controles prenatales eficientes, ella pudo haber nacido a tiempo y tendría mejor probabilidad de vida. Y aún así, aunque hubiese nacido desnutrida, de haber sido tratada a tiempo podría haber tenido hasta una recuperación completa y esto no habría pasado tan rápido», se lamenta Sofía Letona, la fundadora de Antigua al Rescate, en declaraciones a Efe.
UNA TRAGEDIA CONSTANTE
La tragedia sufrida por Yesmin es habitual en Guatemala, un país donde casi el 50 % de los menores padecen algún grado de desnutrición, según organismos internacionales.
La madre de Yesmin la tuvo a los 16 años y hace poco quedó embarazada de nuevo. El padre de la niña trabaja como albañil pero el dinero igual no alcanza para cubrir lo mínimo.
Las condiciones de vida de la familia de Yesmin tampoco eran adecuadas, víctimas de un abandono del Estado y dentro del 59 % de la población que vive bajo el umbral de la pobreza en Guatemala.
Para llegar al hogar de la niña, en el departamento de Chiquimula, hay que atravesar un camino lodoso en medio de un cerro. Con piso de tierra y paredes de madera, a la niña le afectaba también constantemente el humo de la cocina que se esparcía por toda la vivienda.
«Venimos arrastrando décadas de desnutrición. Son generaciones con desnutrición en todo el país. No se salva el área urbana. La desnutrición está en todos lados», explica María Fernanda Rivera, especialista guatemalteca en temas de seguridad alimentaria y asuntos agrícolas.
En opinión de Rivera, la situación está hasta normalizada en el país centroamericano. «Para nosotros es una noticia esta muerte, pero para las personas que viven en la región es la normalidad. Cuando al 60 u 80 % de los vecinos en el lugar se les mueren niños por desnutrición, se normaliza la situación», señala Rivera a Efe.
«Esta caso no es un caso aislado, pasa todos los días. Ojalá fuera un caso aislado pero no es así. Somos de los países con los peores índices de pobreza y desnutrición», recalca la experta, quien advierte que no existe una «agenda política» interesada en resolver la situación alimentaria guatemalteca.
A ello se suma la falta de educación sexual. «Hay una normalización de los embarazos en las comunidades y aldeas», enfatiza Rivera, quien considera que no existe conciencia en general dentro de la población en cuanto a los abusos que sufren las mujeres, los embarazos no deseados y la planificación familiar.
«Aparte está el tema social y religioso, la estigmatización, y eso hace muy difícil replantear la vida», añade la experta.
El pasado 5 de enero, las autoridades guatemaltecas confirmaron que los casos de desnutrición aguda incrementaron en un 80 % en 2020 con respecto a 2019, ascendiendo a un total de 27.847 personas con inseguridad alimentaria, incluidos casi 8.000 casos severos.
«Cuando uno ha visto a un niño con estos grados de desnutrición es como ver directo a los ojos de la muerte, pero uno sabe que está vivo. Un niño no debería pasa por esto. Ninguna persona en general, pero un niño, jamás», sentencia Rivera.
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