POR ECOINVENTOS.- Un invernadero urbano es como un invernadero tradicional, pero en una construcción vertical adaptada a las grandes ciudades.
Al combinar la sostenibilidad y la tecnología, los expertos creen que los invernaderos verticales pueden revolucionar la producción de alimentos.
Con la demanda de producción a gran escala para una población cada vez mayor, se evitarían los grandes impactos ambientales en las zonas rurales, como la pérdida de ecosistemas, ya que se podría realizar todo el proceso en las propias ciudades, reduciendo los costes, disminuyendo las pérdidas e implicando a los ciudadanos, lo que fomentaría hábitos de vida saludables y sostenibles.
Es en este contexto que se desarrolló Cora, un proyecto creado por estudiantes de la Universidad de São Paulo, premiado en la categoría Salud y Estilo de Vida en el Premio BRICS, un desafío de ideas para la promoción de la calidad de vida de las personas y el intercambio de soluciones entre los países que integran el bloque de naciones emergentes: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Cora reúne en un solo espacio diversas actividades de la cadena de producción alimentaria, como el cultivo, la venta de alimentos y la comercialización de comida.
Además, la eliminación de los residuos orgánicos lo hace a través del compostaje para hacer abono, y un biodigestor, que produce parte de la energía usada por el edificio.
El proyecto Cora agrupa varias actividades relacionadas con el urbanismo, la economía circular y la sostenibilidad.
El invernadero urbano reduce las emisiones de dióxido de carbono, ya que acorta la ruta de transporte de los alimentos, optimiza el uso de los espacios de las ciudades densamente urbanizadas y acerca la producción de alimentos a las personas.
Combinando tecnología y sostenibilidad, el edificio permite cultivar sin usar tierra y hace que el uso de la luz natural, lo que aumenta la productividad, mientras que el consumo de agua para la plantación puede reducirse hasta en un 95% si se compara con el sistema convencional.
El proyecto también ofrece lugares para actividades físicas, meditación y yoga, un anfiteatro y un co-working para startups que trabajan en el crecimiento económico sostenible.
Para acercar a la población al espacio, el equipo diseñó el CoraMarket en la planta baja, para la venta de los alimentos producidos, el Cora2Go en la segunda planta, donde se preparan comidas preparadas por encargo, el CoraCoffee, una cafetería en la segunda planta, y un restaurante en la octava.
El proyecto Cora surgió de la idea de los estudiantes de participar en el Urban Greenhouse Challenge 2019, en el que acabaron clasificándose entre los seis primeros, teniendo en cuenta a competidores de 79 universidades de varios países, como España, Francia, Holanda, Israel y Corea del Sur.
En su propuesta inicial, la tarea consistía en construir un invernadero urbano para la ciudad de Dongguan, una de las mayores áreas urbanas del mundo, situada en el centro de innovación de China. El trabajo partió de estudios sobre la ciudad, como las características arquitectónicas y culturales y la estructura económica del municipio chino.
El reto proponía explorar el potencial de la agricultura urbana de forma circular y sostenible con la participación de conocimientos multidisciplinares. El invernadero debe producir alimentos sanos y seguros para el vecindario y estimular un estilo de vida saludable y las interacciones entre los ciudadanos.
El reto no era sólo desarrollar un espacio enfocado a la producción, sino también un edificio tecnológico, sostenible y que contara con áreas destinadas al uso social, educativo y recreativo.
Natália Jacomino.
A lo largo del tiempo, el proyecto sufrió adaptaciones. Inicialmente, el edificio tenía cuatro plantas.
Más información: urbangreenhousechallenge.nl
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