Efe.- “Un sueño regular para un futuro saludable” es el lema de este Día Mundial del Sueño, 19 de marzo. Un sueño de calidad tiene efectos positivos sobre nuestra salud, e incluso puede protegernos frente a la covid-19 y aumentar la efectividad de la vacunación.
El ser humano invierte, por término medio, un tercio de su vida en dormir. Aunque la necesidad de sueño varía en cada persona en función de la edad y otros factores, lo recomendable, por norma general, es dormir entre 7 y 8 horas durante la noche.
Además, el sueño debería ser continuo y lo suficientemente profundo para ser reparador.
Para ello, los horarios tienen que ser regulares y estar alineados en el tiempo con otras funciones del organismo. Cuando esto es así, el sueño es de calidad y repercute positivamente en la salud y calidad de vida.
“Las personas que duermen mejor tienen una esperanza de vida más larga, suelen tener un menor índice de algunas enfermedades como son las de tipo endocrinológico, las cardiovasculares o las cerebrovasculares, y también una menor incidencia de algunos tipos de tumores”, explica el doctor Diego García Borreguero, coordinador de la Sociedad Española de Sueño (SES) para los actos del Día Mundial del Sueño.
Por el contrario, una mala calidad de sueño suele ir ligada a numerosos problemas de salud, así como un mayor riesgo de desarrollar diversas enfermedades como obesidad, diabetes, hipertensión, enfermedades vasculares, cambios metabólicos o determinados tipos de cáncer.
Además, según explica la doctora Ana Fernández Arcos, Coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN), “se ha demostrado que la reducción de la duración del sueño causa, a corto plazo, deterioro en la función cognitiva y ejecutiva”.
“A largo plazo, la falta de sueño se ha asociado a una mala salud cerebral, aumentando el riesgo de padecer enfermedades neurológicas y mentales”, añade.
Un sueño de calidad protege frente a la covid-19
El sueño está involucrado en infinidad de procesos fisiológicos, como la consolidación de la memoria, la regulación hormonal, la regularización vascular, el procesamiento emocional…
Pero además, durante el periodo de sueño se producen efectos beneficiosos para el funcionamiento del sistema inmunológico, especialmente en lo relacionado con la inmunidad celular.
“Buena parte de nuestra respuesta inmunológica ante un agresor externo como la Covid-19 va a depender de cuánto durmamos habitualmente. El sueño de calidad tiene un papel protector contra enfermedades infecciosas como la Covid-19 o la gripe”, apunta el doctor García Borreguero.
En la medida en que durmamos peor o menos tiempo del recomendado, nuestro sistema inmunológico va a estar más debilitado, lo que nos hace más susceptibles al contagio.
Algunos estudios apuntan incluso al impacto que tiene un sueño de calidad en la efectividad de la vacunación contra estas enfermedades.
“Todo apunta a que la medida en que nosotros respondamos a la vacuna contra la covid-19 va a depender también de lo que durmamos por la noche habitualmente. Aquellas personas que duerman mejor van a ser también las que tiendan a responder mejor a la vacuna”, señala García Borreguero.
Los efectos de la covid sobre el sueño
Según datos de la Sociedad Española de Neurología, el 80% de los sanitarios españoles sufrieron insomnio entre marzo y mayo de 2020. Además, el 90 % asegura haber padecido alguna afectación del sueño durante este periodo.
El sueño también se ha visto afectado en los pacientes con COVID-19. Aunque la disfunción del sueño es común en los pacientes ingresados en la UCI en circunstancias normales, se ha visto más severamente en los pacientes con covid.
Además, la llamada fatiga pandémica también se asocia con alteraciones del sueño. Se estima que el 30 % de la población española presenta algún síntoma.
Mala higiene del sueño e insomnio: síntomas de la fatiga pandémica
Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), la mala higiene del sueño y los problemas de insomnio se asocian con la fatiga pandémica.
La higiene del sueño se ha visto afectada por varios motivos:
Por un lado, la alteración de los horarios del sueño. Durante el confinamiento, al permanecer encerrados en casa, muchas personas no han controlado el horario para levantarse, dormir la siesta o irse a la cama, ni tampoco los horarios de las comidas.
Por otro lado, la menor exposición a la luz solar ha conducido a una mala regulación de la melatonina, la hormona que regula los estados de sueño y vigilia:
“La melatonina regula nuestro reloj interno. Nos ayuda a estar despiertos o dormidos. Al levantarse, salir a la calle y con la exposición a la luz solar, se inhibe y estamos despiertos. Y, durante la noche, se activa y nos ayuda a quedarnos dormidos” explica la doctora Olga Mediano, neumóloga y coordinadora del Área de Apnea del Sueño de SEPAR.
La ansiedad y el estrés que muchas personas han experimentado durante la pandemia tienen un efecto directo sobre la calidad del sueño. Como consecuencia, muchas personas sufren insomnio, que puede ser de distintos tipos:
Algunas personas no son capaces de quedarse dormidas cuando regresan a casa (insomnio de conciliación), experimentan muchos despertares durante la noche (insomnio de mantenimiento) o se despiertan antes de hora y no son capaces de volver a dormirse (insomnio de despertar precoz).
Los trastornos del sueño se pueden prevenir y tratar
Más de un 10 % de la población española padecen algún tipo de trastorno de sueño crónico y grave y más del 30 % se despierta con la sensación de no haber tenido un sueño reparador o finaliza el día con mucho cansancio, según datos de la Sociedad Española de Neurología.
“A pesar de que la mayoría de los trastornos del sueño se pueden prevenir o tratar, menos de un tercio de los pacientes buscan ayuda profesional. Es importante, por lo tanto, concienciar a la población de la importancia de consultar con su médico cuando no se consiga un sueño de calidad”, apunta la doctora Fernández Arcos.
Mejorar la calidad del sueño, incluso en pandemia, es posible introduciendo pequeños cambios en nuestra rutina diaria:
Realizar ejercicio, seguir unos horarios de sueño y de comidas regulares y evitar el abuso de las pantallas son algunas de las claves para mejorar la calidad del sueño.
Fuente: EFE
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