P. Moisés Corcino.- La falta de libertad y expresión pública trae consigo gobiernos dictadores; el exceso de libertad nos lleva fácilmente al libertinaje e ingobernanza.
El presidente dominicano Luis Abinader prometió y está cumpliendo la no interferencia entre los poderes del Estado, algo contrario a lo antes visto, ya que desde las esferas del Estado se gobernaban los tres poderes, siendo los restantes, títeres del Ejecutivo.
El exceso de democracia del actual gobierno puede llevarnos a males peores que los regímenes de los anteriores gobiernos. Que funcionarios públicos, incluyendo, ministros, viceministros, directores y senadores entre otros, se enfilaran a hacer protestas frente a la casa de gobierno es un hecho inaudito e inaceptable. Si el gobierno permite a sus propios funcionarios hacerles piquetes, pronto será normal que todos marchemos desnudos como propuso el senador Ivan.
En el caso particular de Farides, no ha sido más que una gallina dando palos a ciegas. En primer lugar, no respetar la independencia de poderes que tanto afirma el gobierno y querer presionar al gobierno para que desde el Ejecutivo se decida lo que se votará en en Legislativo. En segundo lugar ella está en el 100% de sus derechos en promover la cultura de muerte, pero su escenario es el congreso donde se debaten las ideas y se forman las leyes, no así haciendo presión al gobierno para que desde allí se presione a los demás poderes.
La idea de un presidente al que sus funcionarios y congreso les hacen piquetes, huelgas y protestas nos llevan a pensar en un gobierno acéfalo, débil e inseguro. Nos lleva a entender que no hay líneas partidarias, crea el concepto de un gobierno que nadie le obedece. Pasamos de lo democrático a lo libertino. Un piquete de funcionarios ante la casa de gobierno es inaceptable, es irreverente y manda un mal mensaje a la sociedad.
Cuidado con el mensaje dado con estas acciones. Estamos en un galloloquismo. Estamos dando palos a ciega.
Farides es una estrella que brilla para sí con su propia luz, buscando sus interesantes personales, aumentando su propio ego y siendo coherente a sus ideales distorsionados. Pero esta irreverente mujer no piensa en los intereses de la nación, ni en los del partido que la llevó a un puesto. Solo satisface su propio ego. Cuidado con los huevos de esta gallina turuleca
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