La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó hoy de las «amenazas invisibles» de la contaminación del suelo, un problema que podría «dificultar el logro de muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas (ONU)».
«La contaminación del suelo puede ser invisible para el ojo humano, pero compromete la comida que comemos, el agua que bebemos y el aire que respiramos», aseguró la FAO en su informe anual de Evaluación Global de la Contaminación del Suelo, presentado este viernes.
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No solo los ODS que tienen que ver directamente con el medioambiente y el cambio climático se podrían ver afectados, sino también todos los demás, sobre todo, los tres primeros de los diecisiete que fija la ONU: «Fin de la Pobreza» (ODS 1), «Hambre Cero» (ODS 2) y «Salud y Bienestar» (ODS 3). Sobre el ODS 1, este tipo de contaminación «reduce el rendimiento y la calidad de los cultivos» en las zonas rurales, donde vive casi el 80 % de las personas bajo pobreza extrema.
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Dicha reducción del rendimiento de los cultivos concierne también al ODS 2, ya que es más difícil asegurar «la cantidad y la calidad de los alimentos producidos» y se «degrada la estructura del suelo y el contenido de carbono orgánico».
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«La Organización Mundial de la Salud estima que alrededor del 16 % de la mortalidad global se atribuye a enfermedades relacionadas con la contaminación medioambiental», apunta el informe de la FAO, en relación con el ODS 3.
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Los contaminantes emergentes -como algunos tipos de plásticos, nanomateriales o productos farmacéuticos- se unen a los ya extendidos compuestos orgánicos e inorgánicos que contaminan la tierra y pueden provocar efectos adversos no solo en el medioambiente, sino también en animales y seres humanos.
La FAO advierte en una detallada infografía de cómo la contaminación de los suelos puede llegar a perjudicar a la salud, afectando a órganos y sistemas a través de la alimentación o la inhalación de elementos químicos muy nocivos. Por ejemplo, metales como el cadmio o el mercurio pueden provocar desde trastornos neurológicos hasta cáncer de pulmón o inflamación crónica de los riñones.
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Otros contaminantes del suelo como los microplásticos pueden afectar al corazón y al sistema cardiovascular -hipertensión, anemia o incluso leucemia- o a los intestinos, causando náuseas, vómitos, diarrea y hasta cáncer del sistema digestivo.
La contaminación del suelo tiene su origen en actividades humanas, diferentes en cada región del planeta. En Europa, las principales fuentes contaminantes son la actividad industrial y comercial, la agricultura, los desechos urbanos, la minería y las actividades militares.
En Latinoamérica y el Caribe, la industria petrolera se une a la agricultura, la minería y los desechos urbanos. A pesar de estar «reconocida internacionalmente como una gran amenaza», la FAO llama en su informe a dar una «respuesta conjunta y coordinada» contra la contaminación del suelo para impedir que siga siendo «un problema transfronterizo y mundial».
FUENTE: HOY
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