Un equipo de investigadores de la Universidad de la Sorbona de París ha adiestrado a hormigas para que reconozcan el sutil aroma de las células cancerosas, lo que apunta a su tentador potencial para detectar cánceres en humanos.
Fueron tan precisas como los perros adiestrados, aunque no tan mimosas.
Las hormigas, ampliamente conocidas por su extraordinaria capacidad para cooperar y su fuerza relativa (son capaces de transportar entre 10 y 50 veces su propio peso corporal), han sido elogiadas recientemente por su agudo sentido del olfato. Tienen de cuatro a cinco veces más receptores de olores que la mayoría de los demás insectos. Resulta que, como quizás el insecto social por excelencia, las hormigas utilizan su sentido del olfato para comunicarse y distinguir a otros individuos en una colonia densamente poblada
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