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MICROPLÁSTICOS EN EL COMPOST: UNA AMENAZA INVISIBLE PARA EL MEDIO AMBIENTE



Un reciente estudio realizado en Australia ha descubierto que cada kilogramo de compost procesado puede contener entre 1.500 y 16.000 partículas de microplásticos, muchas de las cuales son prácticamente invisibles debido a su tamaño microscópico. Los investigadores analizaron compost proveniente de 11 instalaciones en Victoria y encontraron que las principales fuentes de contaminación eran fragmentos plásticos mayores, fibras textiles y bolsas compostables consideradas biodegradables.

El estudio destaca un grave problema medioambiental: estos microplásticos tienen el potencial de descomponerse en nanoplásticos, partículas lo suficientemente pequeñas como para ser absorbidas por las raíces de las plantas. Esto plantea riesgos tanto para la seguridad alimentaria como para la salud humana, dado que los nanoplásticos podrían introducirse en la cadena alimentaria.

Actualmente, en Australia no existen regulaciones específicas para controlar la presencia de microplásticos en el compost. Los investigadores enfatizan la necesidad de un monitoreo regular, mejores estándares para los materiales compostables y un mayor uso de alternativas como bolsas de papel o contenedores reutilizables.

El compostaje sigue siendo una herramienta clave para la sostenibilidad, pero este descubrimiento subraya la importancia de mejorar los procesos para prevenir que los residuos orgánicos sean una fuente de contaminación plástica.

¿Podemos realmente considerar al compost como un recurso limpio? Este es un llamado urgente a la acción para proteger el suelo, los cultivos y nuestra salud futura.

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